¡Por fin! Por fin he encontrado unos textos que andaban perdidos entre unos cuantos miles de bytes y que hace unas semanas me empeñé en recuperar. Me ha costado. Mucho. Sabía que no estaban perdidos, pero en estos últimos nueve años he pasado por tres ordenadores diferentes y los archivos digitales a veces son traicioneros.
Tras ver en televisión un Oxford parecido al que conocí en el 2000, necesitaba releer algo de lo que escribí entonces. De lo que escribí estando allí. Con los años muchas cosas se desdibujan y la memoria va transformando los recuerdos. Por eso, a veces, sólo si no resulta doloroso, es bueno retrotraerse -palabra enjundiosa, como ésta- y verse reflejado en las palabras que uno fue dejando por acá y por allá. Nunca hay que ponerse "cebolletas", que eso resulta muy coñazo, pero sí merece la pena investigarse uno mismo. ¿Quién sabe?, puede que uno rescate algo de cómo fue hace años y que le venga bien aplicárselo en la actualidad.
Me ha resultado curioso leer algo de aquéllo, ver parte de lo que yo era por entonces -en esencia, seguimos siendo los mismos, pero ciertas cosas van cambiando-. Son textos que redacté en Oxford, en el ordenador del college en el que estaba matriculado y los dejé guardados en mi cuenta de correo. Cuando volví a España los pasé a archivos de Word y quedaron en el disco duro de mi primer PC, que cuatro años después cascó. Afortunadamente, había hecho alguna copia, pero no sabía dónde la tenía. No se encontraba en C:\ del siguiente ordenador que tuve. Tampoco en un CD en el que guardo un pequeño backup de las cosas más valiosas que tenía en el difunto clónico. En fin, todo un descontrol.
Finalmente, dos cajas de disquetes -sí, oh, loado sea el Señor: de los floppies de 1,44 Mb- guardaban el misterio. Ha sido cuestión de escudriñar uno por uno -y son varias decenas-, hasta dar con los archivos, ¡que no estaban nombrados como yo recordaba!
En fin, ya tengo material para dar la brasa durante unos días. Algunos ya lo leísteis en su momento, aunque, digo yo que si a mí se me había medio olvidado, a vosotros os va a parecer casi nuevo.
Tras ver en televisión un Oxford parecido al que conocí en el 2000, necesitaba releer algo de lo que escribí entonces. De lo que escribí estando allí. Con los años muchas cosas se desdibujan y la memoria va transformando los recuerdos. Por eso, a veces, sólo si no resulta doloroso, es bueno retrotraerse -palabra enjundiosa, como ésta- y verse reflejado en las palabras que uno fue dejando por acá y por allá. Nunca hay que ponerse "cebolletas", que eso resulta muy coñazo, pero sí merece la pena investigarse uno mismo. ¿Quién sabe?, puede que uno rescate algo de cómo fue hace años y que le venga bien aplicárselo en la actualidad.
Me ha resultado curioso leer algo de aquéllo, ver parte de lo que yo era por entonces -en esencia, seguimos siendo los mismos, pero ciertas cosas van cambiando-. Son textos que redacté en Oxford, en el ordenador del college en el que estaba matriculado y los dejé guardados en mi cuenta de correo. Cuando volví a España los pasé a archivos de Word y quedaron en el disco duro de mi primer PC, que cuatro años después cascó. Afortunadamente, había hecho alguna copia, pero no sabía dónde la tenía. No se encontraba en C:\ del siguiente ordenador que tuve. Tampoco en un CD en el que guardo un pequeño backup de las cosas más valiosas que tenía en el difunto clónico. En fin, todo un descontrol.
Finalmente, dos cajas de disquetes -sí, oh, loado sea el Señor: de los floppies de 1,44 Mb- guardaban el misterio. Ha sido cuestión de escudriñar uno por uno -y son varias decenas-, hasta dar con los archivos, ¡que no estaban nombrados como yo recordaba!
En fin, ya tengo material para dar la brasa durante unos días. Algunos ya lo leísteis en su momento, aunque, digo yo que si a mí se me había medio olvidado, a vosotros os va a parecer casi nuevo.
1 comentario:
CONGRATULATIONS!
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