miércoles, 29 de mayo de 2013

Momentuitos

Hace pocos meses me creé un perfil en Twitter. Tiene gracia que reniegue de las redes sociales por antisociales pero vaya cayendo poco a poco en ellas.

Por supuesto, más allá de las redes sociales, voy soltando información personal por acá y por allá, confiado de ser sólo un minúsculo sujeto perdido en la inmensidad digital. Me descuido, pues espero que el cálculo de probabilidades se ponga de mi parte en cuanto a los riesgos de ser escogido para ejercicios poco leales.

En Google+ estoy porque parece que el señor de la lupa lo va abduciendo a uno, llevándole hacia todos los mecanismos de descarrío que su emporio ha creado. Apenas le hago caso, supongo, aunque de vez en cuando muerdo de su melaza sin entender aún hasta dónde extiende sus hilos.

Del Facebook no quiero conocer ni la portada. Lo siento por quienes me invitan a formar parte de la sociedad de sociedades a través de mensajes que me prometen todo un mundo feliz... cuando algo me da mala espina, ay, prefiero no correr el riesgo de pincharme.

Y, volviendo a Twitter, éso sí es otra cosa. Será cuestión de colores, como de gustos, pero el caso es que a mí me ha hecho tilín. Llevaba tiempo queriendo insertar una columna en este blog en la que poder ir soltando laconismos sin tener que abrir un post para ello y no encontraba la mejor manera de hacerlo. Por razones ajenas a mi bitácora, cercanas a mi arrebatado entorno laboral, decidí asomarme a un medio en el que se hacen accesibles informaciones relativas a ese asunto. Y, oh, una vez abierta la ventana el baño de luz ha sido muy generoso.

Dedicaré otro post al pajarito y, mientras llega, seguiré dejando fugacidades a través de su trino, llámense tweets, twits, tuits...

martes, 21 de mayo de 2013

Lo nuevo de Dan Smith

Hace poco he conocido a un autor inglés (vive en Newcastle) que me gusta especialmente. Ha viajado por medio mundo, lo que impregna sus novelas de experiencias que difícilmente podría plasmar sin ese bagaje a sus espaldas. Dan Smith consiguió que se fijasen en él con Dry Season, su primera novela, cuya acción se sitúa en el Mato Grosso brasileño, país en el que vivió durante cuatro años. Con ella logra que vivamos una experiencia oscura y cargada de suspense.

Smith tiene la capacidad de alimentar la tensión y recrear sus atmósferas con maestría, como ocurre en su segunda novela. Dark Horizons está ambientada en Sumatra, donde también el autor estuvo siete años. En ella hace un ejercicio de emotividad que se une a la exuberancia de sus paisajes, siempre dada a esconder secretos.

En junio saldrá la edición para Estados Unidos de su tercera obra, The Child Thief, una historia enclavada en la Ucrania occidental rural de los años 30, y para julio llegará el lanzamiento de Red Winter. Desde que firmase en 2008 su primer contrato con una editorial, Smith no para y sigue sumando lectores día tras día.

He tenido la suerte de leer su próxima novela, esta vez juvenil, My Friend The Enemy, que saldrá en julio también. Me han pedido que escriba una reseña para sus lectores, que, de momento, sólo pueden serlo en lengua inglesa (sorry for the mistakes!). Quien esté interesado podrá leerla en el siguiente post.

jueves, 9 de mayo de 2013

Haneke, premiado

Fantástica sorpresa, sí. Hace unos minutos se ha concedido el Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2013 a Michael Haneke. El jurado destaca en esta ocasión que "Haneke ilumina y disecciona con deslumbrante maestría aspectos sombríos de la existencia como la violencia, la opresión y la enfermedad, que afronta con extraordinaria sobriedad formal a la vez que abre espacios a la persistencia consoladora del amor, la confianza y el compromiso".


Lo primero suyo que vi, cuando era universitario, fue Funny Games. Me conmocionó y con ella descubrí que había alguien haciendo un cine de horror  'diferente'. Posteriormente, con La pianista, supe que había muchas formas de desasosegar al espectador, y que ese austríaco lo hacía de maravilla. Y con La cinta blanca supe que el mundo de la mentira, de la rabia y de los monstruos de la infancia podía presentarse con serenidad y una belleza casi hipnótica en una pantalla.

Sobre la maravillosa Amor hablé en el post anterior. ¿Qué más decir...?

Hoy se ha premiado a un cineasta que sabe explorar como nadie en las miserias humanas y en la corrupción, que saca de lo cotidiano lo más perverso y nos muestra como somos... o podríamos llegar a ser.

miércoles, 8 de mayo de 2013

Amor

O, mejor, AMOR. Así, con mayúsculas, como queda sobreimpresionado el título en la película de Michael Haneke.

Se ha escrito y hablado tanto de esta obra que supongo que no tengo nada nuevo que decir sobre ella. Acabo de verla y diré, sin embargo, que estoy, aparte de muy tocado, admirado de la dignidad de sus personajes. La vejez nos conduce, como también la vida misma (aunque no lo haga tan a las claras), hacia la segura muerte. Y si se ha vivido plena y dignamente, sería deseable morir de la misma forma.

De dignidad, de respeto, de emociones desnudas, de desesperanza, de humanidad en casi todos los sentidos de la palabra. De todo ello nos habla esta película honesta que en ningún momento decae, a pesar de lo difícil de mantenerla arriba. Para lograrlo, el director la dota de tensión y de alma, aparte de añadir su plausible intención de evitar hacer un folletín social ligado a todo lo que la vejez y la enfermedad conllevan.

Pero Haneke sí quiere que nos fijemos en la soledad y en la compañía del otro dentro de un espacio que acaba convirtiéndose en el único. Un espacio que podría ser el nuestro y unas rutinas en las que todos nos reconocemos. Tal vez ésa sea la clave de nuestra perturbadora identificación con quienes llenan la pantalla. Anne y Georges nos conmueven porque asistimos a su desnudez y a su perdurable compromiso.

Aunque sigo aún con el espíritu golpeado, puedo estar seguro de que esta película me ha enseñado algo más sobre el AMOR. Así, con mayúsculas.