Resulta cacofónico: despertador dormido.
El sonido del despertador es siempre molesto, malsonante. Pero lo es aun más cuando no se produce. La cacofonía también aparece en el oído de quien esperaba oír su timbre y éste no llega a desatarse. Sabemos que es infalible, que su ruido infernal llega y nos sobresalta justo cuando queremos cada mañana. Sí, pero puede fallar. A veces nos falla.
"He tenido un mal despertar", todos lo hemos dicho alguna vez. Suele tener que ver con alguna circunstancia que nos ha hecho empezar el día de mal humor. Podemos prevenirnos y plantar nuestro pie derecho en el suelo antes que ninguna otra cosa, y ni siquiera eso nos libra de tener uno de esos días en los que mejor habría sido quedarse en la cama. Cuando el día empieza mal, empieza mal.
Quizás porque ha empezado tarde.
Tal vez cuando el despertador no suena es porque intenta evitarnos ese primer mal paso del día. Deberíamos agradecerle su buen gesto. Al fin y al cabo quiere que durmamos un poco más. Procura no cortar en seco ese sueño feliz que estamos teniendo. Sabe que no nos gusta su voz y, a veces, algún día, opta por enmudecer. Todo sea por nosotros.
Pero no estamos con él. Lo ponemos a trabajar y le confiamos nuestra puntualidad, que no es mérito nuestro sino suyo. Y claro, un buen día se queda sin pilas y la tragedia del mal despertar nos ennegrece la mañana sin remedio.
¿Y si las pilas no están agotadas? ¿Y si sólo ha sido un mal contacto?... Él se ha puesto a dormir para que nosotros durmamos también.
1 comentario:
Me suena eso de levantarse con el pie izquierdo. Yo hay días que no sé qué me pasa pero no me aguanto ni yo misma.
Mi despertador, ancianito él, también empieza a fallar. El plan B es tener programada la radio para que se encienda a la hora deseada.
Nos vemos mañana, Vale
Publicar un comentario