martes, 18 de noviembre de 2008

El Oxford escogido

Anoche "Madrileños por el mundo" (MXM) dedicó su espacio a Oxford. Al igual que con otros destinos, varias personas de Madrid y aledaños llevan equis tiempo viviendo por allí y Telemadrid nos lo muestra. El programa es excelente, una de las pocas cosas que hoy merecen la pena cuando uno se propone pasar un rato frente a la tele. Ya se emiten varias versiones del mismo en las autonómicas de otras comunidades y no dudo que estén triunfando.

Hace ocho años yo también pasé en el viejo Oxon una temporada. Fueron casi seis meses de los que guardo muy buenos recuerdos. Great remembrances! Me marché con la intención de mejorar mi inglés, con la espinita de no haber hecho un Erasmus durante mis estudios universitarios clavada aún. Creo que cumplí con mi objetivo, aunque con los idiomas nunca se acaba -por favor, que nunca se acabe, y menos con el castellano-. Fue en el 2000 y no he vuelto desde entonces aunque últimamente, por varias razones, tengo todo aquello bastante presente.

Entiendo que el programa se propone mostrarnos cómo viven todos esos madrileños por allí. Cada uno lleva la vida que lleva y, dentro del mosaico que construyen, todo es arbitrario. Es evidente que no se nos muestra mucho de lo que nos gustaría ver de esta o de otras ciudades. Una gran pega: eché de menos el sol. Cuesta creerlo, pero también sale en Inglaterra. Aquel año que fui vecino de sus vecinos -aunque me negase al pago de una parte de la Council Tax que mi landlord insinuó que tendría que apoquinar- pude disfrutar de los meses más cálidos en esa ciudad.

Cuando llegué me dijeron que me había librado de uno de los inviernos más fríos que se recordaban por allá. No me libré, sin embargo, de pasar frío y humedades cuando me movía en bici. De eso no se libra nadie una buena parte del año -ni siquiera los viejos profesores de aquellos colleges, paseando en equilibrio inestable sobre sus bicicletas de manillares rectos-. Lo cierto es que recuerdo otro colorido en las calles y en el cielo. El Oxford de la pantalla era anoche más gris y oscuro que el que conocí.

Esperaba encontrar algunos lugares. Por ejemplo, no apareció el Sheldonian Theatre; no se oían los ecos de ninguno de los pasajes del Carmina Burana a cuya interpretación pude asistir una noche. Era la primera vez que lo escuchaba en directo y me lamenté de no haber estado más relajado para haberlo disfrutado más. Al principio tuve mala suerte con el alojamiento y pasé muchos días buscando casa. Aquella mañana me había trasladado al que fue mi hogar definitivo durante esos meses. El caso es que no estaba seguro de haber tomado una buena decisión y me rondaban dudas de todo tipo.

Tampoco anoche nos llevaron a The Trout, un magnífico pub alejado del centro, a las orillas del Támesis. Me llevaron Adrienne y su novio Colin. Se portaron muy bien conmigo y siempre les estaré agradecido por muchas cosas. Pasamos un día estupendo y comimos muy bien. Recuerdo el dintel de una de las puertas interiores del local, más baja de lo normal, sobre cuya viga de madera avisaban con un cartelito de que te agachases para no tener que quejarte después. Duck or grouse. El que avisa no es traidor.

Y eché de menos muchas otras cosas. Podrían hacerse cientos, qué digo, miles de programas de MXM sin salir del mismo enclave.

2 comentarios:

Vanesa dijo...

Sabes de algún sitio donde pueda ver el programa? Yo también viví allí una temporada y me encantaría verlo.

Daniel Buitrago dijo...

Hola, Sugawuga. No sé si nos conocemos. Precisamente este lunes, anteayer, lo repitieron en Telemadrid. Me temo que su web no cuenta todavía con televisión a la carta para poder ver emisiones pasadas. Una pena.
Sí sé que acaban de editar unos DVDs de MXM. Lo que no sé es si contienen todos los programas completos o sólo los fragmentos que más hayan podido llamar la antención...
Gracias por entrar a leer. Un saludo.