sábado, 15 de noviembre de 2008

Más señales entre páginas

En el libro de Adolfo Bioy Casares encuentro una tarjeta de embarque. El libro sirvió de entretenimiento durante un vuelo Madrid-Bruselas, concretamente el de Vueling VY6064 del 15 de marzo cuya salida estaba prevista para las 13:10. Mi desconocido, llamado ALONSO.../JA, acabó sentado en el 25C de la cabina de pasajeros (no referiré aquí las estrecheces que todos sufrimos en ellas, voluntariamente, desde luego, en mi caso en los últimos cuatro vuelos). Embarcó a partir de las 12:40.

Entre sus cosas llevaba este libro que hoy leo. En su ficha de la biblioteca confirmo que el señor Alonso tuvo como fecha límite para devolverlo hasta el pasado 26 de marzo de 2008. Hallo esta tarjeta de embarque entre las páginas 128 y 129. El libro, en esta edición de Destino de 2006, cuenta con un total de 219. Sospecho que mi desconocido la usó como marca de lectura y, si hoy la encuentro en ese punto, me temo que debió quedarse ahí, sin acabar de leer. No lo terminó.

¿No le gustaría? ¿Le aburriría? ¿No tuvo tiempo para acabarlo y lo devolvió sin más? ¿Debería yo utilizar también ese trozo de papel con banda magnética del que él se sirvió para saber por dónde voy dentro de este Plan de evasión? Tendría presente así que alguién lo llevó consigo sobre las nubes...

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