lunes, 29 de diciembre de 2008

De ilusiones

Un día dije en este blog que tenía aversión a los listos, los sobraos, los maleducaos y los aprovechaos. Pues bien, tampoco me gustan los que dan su palabra y después no cumplen con su compromiso. Supongo que entran dentro del subgrupo de los maleducaos y también del de los listos.

Recientemente me he llevado un chasco muy gordo con alguien que un día dijo una cosa y ahora ha dicho otra muy distinta. La cara de gilipollas, en estos casos, no hay que forzarla. Sale sola. Uno pasa primero por la decepción, la transforma después en cabreo, y éste, nuevamente, vuelve a convertirse en un decepcionado pesar.

Junto a la decepción, el vacío. Cuando crees que cuentas con algo y, repentinamente, eso que estaba a tu alcance se esfuma, la sensación es de hueco insondable. Las ilusiones ocupan un área de unos cuantos centímetros cuadrados -difícil medir- y llenan también un lugar -complicado cubicarlo-. Hay ilusiones de mayor recorrido que otras. Son, quizás, las que acaban llevándote hacia otras, y éstas engendrando otras,... y así. Supongo que son las que llenan más. Y dejan un vacío mayor cuando desaparecen.

En fin, son cosas que nos pasan a todos. Para cada cual sus disgustos son los más terribles y no siempre es fácil dejarlos a un lado y seguir adelante. Bueno, hasta que uno mira atrás y, tomando algo de perspectiva, se da cuenta de que ya quedaron lejos otras situaciones que fueron peores en comparación. Entonces lo mejor es tomar aire para llenar ese hueco dejado por la ilusión que se ha evaporado.

Pero entonces queda el recelo.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Sé lo que sientes. Pero yo creo que el tiempo coloca a todo el mundo en su lugar. O al menos me queda esa esperanza cuando me pasa. Un abrazo.
EVA

Daniel Buitrago dijo...

Gracias Eviña. Bienvenida al blog y espero que todo vaya bien por tu tierra. Muchos besos.

Anónimo dijo...

Hola Dani:

Desconozco la causa de esa decepción y de ese cabreo. Pero esto es seguro: hasta las decepciones más fuertes y más duras se pasan. En el momento nos parece imposible su desaparición, pero es así. Hasta el poso se va. Tal vez no debamos apostar nuestro bienestar a determinadas cartas. Tal vez sea ese nuestro fallo como humanos o humanoides. Todo el cariño del mundo, Dani, ya lo sabes. Ana A.

Daniel Buitrago dijo...

Muchas gracias, Ana. Tienes razón. Tanto si las ilusiones se gestan solas como si nos las hacemos nosotros mismos, a veces no deberíamos hacer castillos en el aire. Pero... ¿y lo bonito que es?
Muchos besos y enhorabuena por esas reediciones tan merecidas.

Anónimo dijo...

También yo he vivido esta situación en alguna ocasión. Cést la vie. Sé que sienta fatal la pérdida de lo acordado y sobretodo los miserable que resulta la falta de compromiso de la gente. No se puede jugar con ilusiones y sentimientos de otros pero..... cuanto antes conozcamos a la gente así y nos alejemos de ellos, mejor.
Veamos el lado positivo del asunto. Seguramente, a toro pasado, os dais cuenta de que tuvo que pasar esto para conseguir otra cosa que era mejor,más aproximado a vuestras expectativas o en un momento con más ventajas. Es cuestión de tiempo.
Si te mosqueas el que se siente mal eres tu porque la otra parte no se va a enterar el está tan "pichi".
Que le den.
Vendrán mejores oportunidades. Aprende de esto y "pa lante".

Muchos besicos. Val