sábado, 16 de octubre de 2010

Entre olivos

El colofón para una escapada como la de este verano podía ser un paseo al sol. Tras un periplo andaluz (casi enteramente gaditano) la vuelta a casa requería de su etapa de transición, y nada mejor que un par de días en el pueblo para acortar distancias entre los aires del sur y los del centro.

Hay sólo unos pasos entre el asfalto de la calle donde vivo temporalmente y la grava del camino que sube al monte. Casas a medio hacer, algunas ya habitables aunque por fuera no tengan ese aspecto. Junto a una de ellas un arroyuelo corta el terreno, dando vida a juncos y zarzas, y un medio natural a innumerables insectos. Tras salvarlo, el camino pasa al lado de un corral donde tres perros y siete ciervos comparten piso. Los machos berrean... están en esos días. Los perros, por su parte, no paran de ladrarle a todo lo que se mueve.

Más arriba, el olivar. Árboles que ya empiezan a cargarse del peso de la aceituna. Ésta aún tiene que engordar, aunque ya va sometiendo a las ramas a mantener una reverencia continua y cada día un poco más forzada. Será así hasta que en diciembre llegue el vareo, y con éste el alivio para el olivo. Hay mucha diferencia entre los terrenos que este verano han sido estallicados, limpiados, y los que acumulan ramajes y brozas, más densos de verde y ligeros de fruto. Me acuden a la cabeza, desvaídos ya, algunos instantes vividos de niño entre los olivos que fueron del abuelo y aquellos trabajos propios del verano.

También recuerdo las tareas del invierno: el esfuerzo pagado con aceite. En unos pocos meses la aceituna pasará de la rama a la manta y al capazo, de éste al remolque, a la tolva, la báscula y por fin a la muela, donde entregará su néctar dorado para nuestro deleite gastronómico. Por el mismo camino, de vuelta, bajo relamiéndome al pensar en tostadas con savia de oliva, en aliños de frescas ensaladas, pompas de masa frita y guisos burbujeantes. ¡Qué raras asociaciones entre sólidos y líquidos!

2 comentarios:

Gustavo D´Orazio dijo...

DANIEL, EMOCIONAN TUS RECUERDOS Y EL MODO DE NARRAR. UN POST QUE RELEI Y ASOCIE A MIS ANTEPASADOS ITALICOS, A SUS OLIVOS...UN ABRAZO. SIGUE, SIGUE...

Daniel Buitrago dijo...

Gustavo, supongo que es bueno hundir el recuerdo y buscar su arraigo. Me gustan los olivos y tendrá algo que ver también con las raíces.
Seguiremos...