lunes, 23 de marzo de 2009

La ceremonia

Dos gaitas llenan con sus voces el aire. Alboroto de entrada y besos estallando en las mejillas de muchos reencontrados. Telas frotándose unas con otras en roces mezclados con algún chasquido de articulaciones. Crujidos de madera bajo los pies. Toses y carrasperas multiplicadas contra paredes y bóvedas. Murmullos entre los que se esconden conversaciones privadas. Banales, seguro. Un niño ahoga un grito a la oportuna señal de "ya" de su madre. Otro, en cambio, no tiene quien lo controle. Golpeteos algo lejanos, seguramente procedentes del exterior. Algún motor que también llega de fuera.

De fondo alguien lee, otros oran y dos personas se buscan las manos, desnudas de anillos aún. Las gaitas vuelven a sonar. Nos llenan el aire y el alma. No logramos oír cómo nuestro vello se eriza.

Bajo el sol esperamos a que los protagonistas salgan a cegarse también. El estallido de una traca nos ensordece y lo engulle todo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

ESPEREMOS QUE LAS PRÓXIMAS GAITAS SUENEN AL SON DE PRÓXIMOS INVITADOS Y EXPLOTEN NUEVAS TRACAS PARA CELEBRAR NUEVOS ENLACES.
UN BESOTE GRANDE.

Anónimo dijo...

Hay que celebrar todo lo bueno y dedicarle un tiempo. Siempre es lo malo lo que nos roba el tiempo sin permiso.