miércoles, 29 de mayo de 2013

Momentuitos

Hace pocos meses me creé un perfil en Twitter. Tiene gracia que reniegue de las redes sociales por antisociales pero vaya cayendo poco a poco en ellas.

Por supuesto, más allá de las redes sociales, voy soltando información personal por acá y por allá, confiado de ser sólo un minúsculo sujeto perdido en la inmensidad digital. Me descuido, pues espero que el cálculo de probabilidades se ponga de mi parte en cuanto a los riesgos de ser escogido para ejercicios poco leales.

En Google+ estoy porque parece que el señor de la lupa lo va abduciendo a uno, llevándole hacia todos los mecanismos de descarrío que su emporio ha creado. Apenas le hago caso, supongo, aunque de vez en cuando muerdo de su melaza sin entender aún hasta dónde extiende sus hilos.

Del Facebook no quiero conocer ni la portada. Lo siento por quienes me invitan a formar parte de la sociedad de sociedades a través de mensajes que me prometen todo un mundo feliz... cuando algo me da mala espina, ay, prefiero no correr el riesgo de pincharme.

Y, volviendo a Twitter, éso sí es otra cosa. Será cuestión de colores, como de gustos, pero el caso es que a mí me ha hecho tilín. Llevaba tiempo queriendo insertar una columna en este blog en la que poder ir soltando laconismos sin tener que abrir un post para ello y no encontraba la mejor manera de hacerlo. Por razones ajenas a mi bitácora, cercanas a mi arrebatado entorno laboral, decidí asomarme a un medio en el que se hacen accesibles informaciones relativas a ese asunto. Y, oh, una vez abierta la ventana el baño de luz ha sido muy generoso.

Dedicaré otro post al pajarito y, mientras llega, seguiré dejando fugacidades a través de su trino, llámense tweets, twits, tuits...

4 comentarios:

Gustavo D´Orazio dijo...

saludos, daniel...

Anónimo dijo...


Inventarán otra cosa..y lo mismo te hace tilín.

Saludos luneros.

Cristina B.

Felix dijo...

Hola Dani
Poco a poco nos en-red-an cada vez mas y terminamos cayendo.

Matilla

Daniel Buitrago dijo...

Queridos todos! Que sí, que aunque no queramos, en algún momento acabamos flaqueando y... diosss, caminamos hacia la perdición.

Gracias, Félix, por pasarte por aquí. Sé que de vez en cuando lo haces y me alegro mucho de tenerte, como a Gustavo y a Cris.

Gracias a los tres!