domingo, 19 de octubre de 2008

Animales nocturnos

Qué difícil es ser ave nocturna cuando tus alas sólo se activan con un baño de luz. Un baño que rompa la pereza nacida de la quietud, espabile los músculos y los haga moverse.

Y qué raro resulta volar a deshora, cuando tu vehículo no ha podido tomar el calor preciso. Es posible arrancar pero no es sencillo mantener la altura. Tenemos nuestro tempo y también nuestro tiempo, la hora en la que logramos ser.

Voy encontrando seres que buscan su camino en la oscuridad y son capaces de encontrarlo. Al menos una dirección para avanzar. Su energía viene de la sombra. De esa sombra que no existe porque no hay astro que la proyecte. Así es, se alimentan de tal ausencia para buscar lo que todos buscamos.

O tal vez su búsqueda sea diferente. Sea otra.

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