sábado, 28 de junio de 2008

Siempretodavía

O Everstill. Como uno prefiera.

La Huerta de San Vicente, corazón cultural granadino, recibe estos días las obras de un puñado de artistas contemporáneos que se permiten darnos su visión de García Lorca a través de su vida cotidiana en esta casa.

Siento que me cuelo en casa de Federico, que se ha marchado fuera durante una temporada, y que puedo husmear entre sus cosas sin que nadie me llame la atención. Y mi curiosidad se alimenta doblemente, pues veo cómo todos estos artistas han establecido una relación íntima con el poeta para crear algo a partir de ella. Entro también en su mundo privado.

Los García Lorca reciben varias visitas al día. Son buenos anfitriones. Me encuentro entre los concurrentes. Todos poblamos las dos plantas de la casa, al igual que muchos objetos que Federico nunca conoció pero que le resultarían como suyos de poder verlos.

Sobre la mesa del poeta, una máquina de escribir. Cualquiera puede utilizarla pero sólo conseguirá concretar unos cuantos ceros en el papel. Sobre ese escritorio ya todo se escribió. Nada queda por contar.

Dos artistas de la vanguardia actual osan acostarse en la cama de Federico y fotografiarse soñando. O aspirando a soñar lo mismo que él. ¡Quién pudiera tener una de sus pesadillas!

Alguien ha decidido devolverle la vida a la casa mediante el correo. Evocando los días que Federico mantenía su relación epistolar con Eduardo Marquina, Jorge Guillén o Ana María Dalí, o tantos otros. Cada día, sin descanso, llega a la huerta una postal que nos devuelve la ilusión de que alguien sigue recibiendo correspondencia en la casa. Se trata siempre de la misma estampa pero lo valioso es que da nueva vida a un buzón que recibe visita sin falta otra vez.

El mérito de quien nos regala un nuevo retrato del poeta a través de la literatura es también grande. Nos muestra decenas de libros en los que ha visto la presencia de Lorca plasmada de una u otra forma. Un retrato hecho de páginas que él no escribió.

Y la presencia de sus obras. Cómo no.

Un placer.

Siempre.

Todavía.

No hay comentarios: