miércoles, 21 de agosto de 2013

Los apuntes de un viaje

"Me gusta su recibimiento, con ese precioso saludo ritual. Las azafatas son guapísimas y muy elegantes. Tal vez, si les decimos que nos encanta como visten, nos regalen la mantita morada..."

Hoy rescato de entre un montón de papeles el conato de un diario de viaje. Está hilvanado a lápiz sobre la magnífica superficie satinada de un taco de bolsas para vómito (no sé llamarlas de una forma más fina) de la Thai Airways. Ahora leo las palabras que escribí y, con pena, pienso que un diario incompleto es como un pedazo de vida suelto, algo así como una naturaleza errante y errada.


El mencionado intento de bitácora resultó doblemente frustrado. Primero, porque quedó reducido al relato de un trayecto de ida, las notas acerca de uno de los días pasados en Bangkok y unas pocas líneas más, escritas durante el vuelo de vuelta. Y, segundo, el diario se frustró porque ahí sigue, a la eterna espera de ser rescatado del abandono. No dejan de ser unas notas sueltas en un papel adornado con una singular magnolia en sedoso púrpura.

Un buen cuaderno de viaje hubiera requerido, para empezar, ser éso: un cuaderno. Es difícil cohesionar un conjunto de pasajes sin la intervención de un poco de hilo y unas grapas. Además, pasar de tener únicamente un puñado de apuntes a disponer de un buen diario exige la dedicación y el compromiso que yo me dejé en el tintero. Habría sido bonito conservar el recuerdo de templos y ruinas siamesas plasmado en unos bocetos rápidos (y torpes, seguro), aparte de retenido en cientos de archivos digitales que hoy reposan bajo la lápida, también digital, de una carpeta guardada en un disco duro. Por supuesto, habría gozado relatando muchas experiencias, concretándolas en la secuencia numerada de unas cuantas páginas.

Pero nada de eso ocurrió y estas notas enmarcadas en morado, "Thai, smooth as silk", permanecerán así, tal cual se ven, en el limbo insustancial de los proyectos mal improvisados.

1 comentario:

Gustavo D´Orazio dijo...

Sin embargo, Daniel, lo insustancial, casi olvidado, ha vuelto. Lo materializas y recupera sentido...Un sentido breve, pasajero, pero que al compartirlo dispara recuerdos de otras notas insignificantes, inéditas, que aún aguardan traspasar la puerta del olvido y ser leídas, reescritas...
Abrazo, desde Baires.