jueves, 16 de agosto de 2012

Fuego

Sé poco del humo,
del cosmos que esconde,
de su rabioso velo negro
y de la horca que entraña.

No quisiera ser árbol
preso de la hoguera
cuyos cantos se asfixian,
la sombra estrangulada.

Verde sin verde,
trocado de luto,
amargamente sediento
frente a la sed de la llama.

Ni el silencio devuelve
equilibrio a la tierra,
la savia hervida,
la piel quemada.

Trágicos restos.
Calcinada memoria.

¿Aún respiras?
Si la vida duele
queda algo de vida.

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