domingo, 27 de marzo de 2011

Di que fue un mal sueño

Polillas en el telón
y una luz
a través del tejido
de su gula destructiva.
La función no ha terminado.
Es muy simple,
ha sido deglutida.

Los focos proyectan arena
y el aire no encuentra muros,
arranca el fulgor y el color.

Madera clavada
sobre madera,
pasos de ficciones encarnadas
resuenan cuando nadie queda.
Ni Medeas ni Laurencias,
no hay Titos ni Pantalones,
un suspiro en suspenso
por la ardiente calle
de ambarina sombra.

Te diré,
las butacas engullen ecos
de gritos, risas, aplausos, bostezos.
Serrín de carcoma,
yeso muerto en el hueco
del cielo raso,
flores secas
donde pisó la vida,
voces distantes, más aún.

Despego los ojos
sin esfuerzo;
estaban abiertos
asistiendo al mal sueño.

Miro el reloj:
hay tiempo, ¡sí!
y qué suerte,
a su lado una entrada.

2 comentarios:

Gustavo D´Orazio dijo...

Daniel: un poema extraordinario por el cómo y el qué; es un retrato singular que me ha movilizado. Amo el hecho teatral, veo teatro y..., en fin: me has atrapado con el escrito. Un fuerte abrazo. ¡Cómo me gustaría seguir charlando del tema, intercambiando pareceres, buen amigo!. En Baires, el otoño ha llegado muy fresco.

Gustavo D´Orazio dijo...

Hola Daniel, pasé y dejo mis saludos. Casi ingresamos al mes de mayo. El tiempo corre y parece raudo. escurridizo. Abrazo.