domingo, 6 de junio de 2010

Paseo mañanero

Llevo puestas unas zapatillas deportivas. Bastante parecidas a las que Nadal va a calzar esta tarde cuando se enfrente a Soderling en París. Bueno, lo más probable es que estas mías sean más baratas. Vuelvo de dar un paseo. Con la fresca, antes de que el sol empiece a reducirlo todo, hasta el sueño acumulado durante la semana puede esperar a ser descabezado.

Muy poca gente por la calle. Apenas un par de perros tirando de sus dueños, amos de sus amos. El centro comercial no ha despertado aún, aunque siendo primer domingo de mes no tardará en hacerlo. Será el lugar escogido por muchos para burlar al calor. Y a la cartera.

En el Jardín de los Sentidos han puesto unos cuantos cachivaches que invitan a ejercitarse. Por partes, como desmembrados, podemos hacer lo propio con los pies, las muñecas o los dedos de las manos. Un poquito de calentamiento y lo demás es cuestión de aplicarse. Sin casi sombras, el parque es un circuito para el andarín.

Antes de volver a casa, un rodeo más. Parecen estar ampliando el Colegio Ernest Hemingway. Con todo el terreno que hay alrededor podrían construirse cuatro más. E incluso un pequeño mar para que al viejo no le falten grandes peces. Ningún tiburón, por favor.

Me quito las "tenis". Un par de horas para volver a calzarlas. No será en una pista de ese deporte, ni en un centro comercial, ni paseando por un jardín. Ni siquiera para llegar hasta la costa y salir a pescar.

4 comentarios:

Samurai dijo...

QUe bonito relato!
ME sacaste a pasear mi tambien jejeje.
Saludos!!!

Daniel Buitrago dijo...

Gracias, Samurai. Dar una vueltecilla de vez en cuando tiene esas cosas. Un saludo.

Anónimo dijo...

Espero que sigas caminando con las "Nadales" más tiempo,

Un beso.
Cristina B.

Daniel Buitrago dijo...

Gracias, Cris. Un beso.