miércoles, 2 de mayo de 2012

Nudo roto



Su brillo se desmenuza
como polvo de roca.
Se desintegra.
De tanta fuerza.
Fría sed.

Nunca fue rígido,
inmune o diamantino.
Guardaba el pulso
que reanima las cosas.
Era la esencia, el motor.
Generaba las suertes,
los desmanes.

Se contenía en sí mismo.
Y en el mundo todo.

Esfera de poder,
fuente de convicción,
de los hechos sin demora.
De lo preciso y cardinal.

Germen de los cuerpos,
los números,
las letras.
Una gramática entera.

Corazón de frágil mecánica
torturado en sus paredes,
sumergido en un plasma
del que no podrá vivir:
Ese medio no fluido
que desata corrientes,
vectores inversos
de energía desmedida,
la estricta pulsión maquinal
de los duelos que rompen ejes.

Tensas las fibras,
se clavan cual agujas.
Sus flechas delgadas
quiebran la pátina
de una canica recia
con núcleo de crema.