Pues, Ana, mira por donde me va a gustar esto de participar en un MEME, que no sabía lo que era y que ahora me suena al nombre con que un niño pequeñito, con su media lengua, llamaría a su tía Remedios.
Doy por hecho que, del lado positivo, a todos nos gusta querer y sentirnos queridos y que, del lado malo, a nadie le gusta sentirse mal ni estar enfermo -que ha sido mi caso estos dos últimos días gracias a las malas artes de un virus que habría preferido que fuera informático-, así que voy con otras cosillas que, a medida que se me ocurren, me estimulan.
Uno- Desayunar prontito en una cafetería, preferiblemente en un lugar bañado por la luz de la mañana, leyendo el periódico mientras oigo el sonido de la máquina de café y el cacharreo de tazas, platos y cucharillas.
Dos- Una caminata junto a algún riachuelo de montaña. Alejado de domingueros, por favor.
Tres- Estrenar un libro después de desearlo mucho, respirando el olor que desprende el papel impreso y comprobar que me gusta.
Cuatro- Descubrir por casualidad un nuevo rincón en algún lugar del mundo. De esos lugares que uno tiene la sensación de haber hecho suyos, extrañado de que alguien más haya ido a ellos.
Cinco- Salir del cine o del teatro con la sensación de haber visto algo bueno. Si las imágenes y los sonidos persisten en algún lugar de la mente y quiero recurrir a ellas para recrearme en mi sobrecogimiento, en mi emoción o en mi deleite, es que algo así ha ocurrido.
Seis- Escribir algo que me satisface porque encuentro que en ello hay algún hallazgo o que está bien desarrollado y rematado. ¡Qué gusto!
Por otra parte, y el orden que les he dado no da importancia a unas sobre otras, ahí van algunas de las cosas que no soporto.
Uno- Esperar. Las esperas largas he aprendido a llevarlas con paciencia, o eso creo. Las cortas... en esas no puedo dejar de mirar el reloj.
Dos- Los listos, los sobraos, los maleducaos y los aprovechaos.
Tres- Que se me malinterprete. Tener que dar explicaciones y hacer cabriolas para salir de un lío en el que algún obtuso me ha metido.
Cuatro- Los atascos. Son la razón por la que evito coger el coche muy a menudo.
Cinco- Los ruidos en general. Los gritos en particular. No entiendo cómo dos personas que se sientan juntas pueden hablar a gritos sin que ninguna de las dos esté sorda.
Seis- La pasividad. La propia y la ajena.
Hala, ya he cumplido.
Por ahora mi círculo bloguero es muy reducido, así que no voy a poder cumplir con una de las partes contratantes. Lo que sí se me ocurre es que, si os apetece, cualquiera de los que entráis a leer este blog, hagáis vuestro MEME, por ejemplo, dejándolo como comentario. No obligo a nadie, pero ya es hora de que algunos de quienes sé que me visitáis y no dejáis comentarios se estrenen contando alguna cosita de sí mismos (...)
Por cierto, si queréis saber de dónde viene todo esto del MEME, pasad por el blog de Ana Alcolea (a la izquierda tenéis el enlace) y remontad el curso del río.
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