Todos los días me muevo sobre la última chapuza perpetrada en mi ciudad: el carril bici. No, no es que vaya de un lugar a otro sobre ruedas y sin motor, aunque ya me gustaría. No, lo que ocurre es que muchas de las aceras de este lugar han pasado a ser un híbrido hecho tanto para peatones como para ciclistas.
Tantos años reclamando una buena red de estos carriles para esto. Tramos estrechos, de mal acceso, donde no queda espacio ni para el peatón ni para las bicis. Recovecos imposibles de salvar. Zonas con falta de seguridad y cruces en plena calzada en los que uno no sabe a qué o a quién encomendarse. Señalización pintada que ya ha desaparecido por obra y gracia de las lluvias. Y lo peor de todo: tramos inconexos que, entiendo, hay que ir uniendo bajándose y subiéndose infinidad de veces de la bici.
En otras ciudades se ha construido una buena red de estas "vías ciclables" y sus vecinos pueden moverse sin problemas por ellas. Aquí nadie se anima a recorrerlas, ni siquiera en su tiempo de ocio. Como para hacerlo con intención de llegar al trabajo. Me temo que así nunca va a reducirse la circulación en vehículos a motor y que, por desgracia, no dejaremos de respirar peor que nadie en esta región.
Todas estas obras que el Ayuntamiento acomete con el dinero de todos deberían tomarse en serio. Y si en una ciudad no es viable un proyecto así, mejor sería dejar las cosas como están. Desde luego, a esto en vez de mejora podría llamársele degradación.
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