Antes, hace meses ya, los echaba de más. No puedo evitar usar de prestado esa expresión de la canción Echo de menos de Kiko Veneno.
Habían sido muchas horas. Durante muchos años. Un vaivén diario, con cadencia repetida. Hasta la saciedad.
Un par de meses atrás he vuelto a frecuentarlos. Cuatro días a la semana. Trayecto de ida por la tarde. El de vuelta, también.
Un tramo con el mismo destino de siempre. Otro tramo, usado y abusado en el pasado, quedaba eliminado. Ya no era necesario llegar más allá.
Hoy echo de menos la monotonía, las rutinas en su interior, los rincones acostumbrados. También los retrasos.
Hoy vuelvo a añorar subirme a ellos.
Habían sido muchas horas. Durante muchos años. Un vaivén diario, con cadencia repetida. Hasta la saciedad.
Un par de meses atrás he vuelto a frecuentarlos. Cuatro días a la semana. Trayecto de ida por la tarde. El de vuelta, también.
Un tramo con el mismo destino de siempre. Otro tramo, usado y abusado en el pasado, quedaba eliminado. Ya no era necesario llegar más allá.
Hoy echo de menos la monotonía, las rutinas en su interior, los rincones acostumbrados. También los retrasos.
Hoy vuelvo a añorar subirme a ellos.
2 comentarios:
Leo en los trenes. Cada viaje es, Daniel, un espacio posible de vuelo imaginativo; de reencuentro con autores y textos... Abrazo.
Los mejores deseos, querido Daniel, para esta Navidad...Con afecto, desde Baires, Gustavo.
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