Ese señor delgado de oscura y cuarteada piel mira con sus ojos entornados. Cabecea hacia delante mientras murmura una letanía incomprensible para mí.
Reza, sin duda. ¿El lateral derecho de este tren mira ahora a la Meca? Dado que avanza por un trazado sin apenas rectas, es difícil saber a qué cielo se conecta el orante. Ante la duda, mejor vendría cualquier agujita que señalase un presunto norte.
Echo de menos aquel reloj con brújula que decidí no comprar por lo superfluo de tal herramienta. También me serviría la pequeña brújula que rescaté antes de que llegara a desprenderse del tirador de mi viejo trolley. O, ¿por qué no?, me apañaría con un taponcito de corcho, un pequeño imán, una aguja y un balde con un poco agua.
Sin complicarme apenas, sí, pero con ayuda. Él, sin embargo, conoce su oriente. Puede que en cada nave haya un marino cuyo compás interno sabe en todo momento cuál es el rumbo.
Reza, sin duda. ¿El lateral derecho de este tren mira ahora a la Meca? Dado que avanza por un trazado sin apenas rectas, es difícil saber a qué cielo se conecta el orante. Ante la duda, mejor vendría cualquier agujita que señalase un presunto norte.
Echo de menos aquel reloj con brújula que decidí no comprar por lo superfluo de tal herramienta. También me serviría la pequeña brújula que rescaté antes de que llegara a desprenderse del tirador de mi viejo trolley. O, ¿por qué no?, me apañaría con un taponcito de corcho, un pequeño imán, una aguja y un balde con un poco agua.
Sin complicarme apenas, sí, pero con ayuda. Él, sin embargo, conoce su oriente. Puede que en cada nave haya un marino cuyo compás interno sabe en todo momento cuál es el rumbo.
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