La fijación ancestral de algunos por Marte sigue viva. Aparte de lo muy manido, como llamar a los extraterrestres marcianos, o la clásica amenaza de darle una patada a cualquiera y mandarlo a ese planeta, hay otras miradas puestas sobre el planeta rojo.
Una manía cada verano consiste en propagar cierta leyenda urbana, o marciana, o selenita, o todo a la vez. A finales de agosto, unos cuantos se empeñan en vivir como en una película de ciencia ficción la aproximación de Marte a la Tierra. Y, según dicen, este año, como los anteriores, el día 27 podremos ver Marte tan grande como la Luna. ¡Sí, será como si hubiera dos lunas! Tan sencillo como alzar la mirada al cielo y ver dos lunas, o similar.
Por el bien de nuestro tiempo y la salud de nuestras cervicales será mejor no hacer mucho caso, pues Marte será, como siempre, un pequeño punto de luz. Y, como siempre, será menos visible que Venus. De todas maneras, no estaría nada mal creérselo: puestos a fliparlo, y sin tener que echar mano de Photoshop, sería una pasada tener dos satélites pendiendo de un hilo. Noches de lunas llenas, de Marte lleno, dos focos industriales sobre nuestras cabezas. Y menudos efectos colaterales: pelo y uñas creciendo descontrolados, mareas espectaculares, lentes de telescopios tocando literalmente cráteres y mares, la Luna con su órbita alterada por la atracción de Marte... ¡Vaya pasada! ¡Juntémoslos con Júpiter y tengamos tres lunas!
Ahora que varios países se disputan las prospecciones en el planeta rojo, digo yo que podrían aprovechar para enviar sus taladros en simples aviones, de los que usamos todos, y sin facturar, como equipaje de mano. Se ahorrarían así todas las pruebas de perforación en la Antártida y podrían comenzar ya sus explotaciones mineras, trayendo el mineral a la Tierra con cintas transportadoras. Así de sencillo.
En fin: suerte para todos esa noche, y que a nadie le pille un nublado.
1 comentario:
Has posteado dos últimos escritos impecables en su factura y contenido, Daniel. Abrazo.
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