lunes, 21 de octubre de 2013

La sinfonía


Habían atravesado la capa de nubes y un sol radiante bañaba todo el interior del avión. En el magnetófono, la Heroica había sonado lánguida hasta que la claridad despertó a los metales y, tras ellos, al resto de la orquesta. Aunque a los tripulantes les había gustado la idea de poner música, el comandante sintió cierto reparo al aproximarse al destino marcado justo con el final del primer movimiento. Su copiloto esperaba órdenes. También lo hacían su navegante, su ingeniero y su operador de radio. El sol deshacía el ruido de los motores dentro de la cabina. “¡Adelante, señores!”. Ahora intervendrían los artilleros y el bombardero.

Sobrevolaban Berlín cuando la marcha fúnebre comenzó.

(Relato enviado al I Concurso Internacional de Microrrelatos de Prisa Radio. La primera frase es la que da fin a la novela de Mario Vargas Llosa, El héroe discreto).

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