¿Qué decir de Solo en el mundo? Comenzaré diciendo, aunque no esté del todo bien, que me ha gustado. Es una novela única que refleja la vida tal
como acaecía hace años en Trípoli, donde sus ciudadanos vivían fervientemente a favor de
sus gobernantes, o irremediablemente sometidos, o revueltos clandestinamente
contra ellos, reclamando una Libia mejor, una Libia libre.
Solimán, un niño de nueve años, comienza a coexistir con los
misterios de la vida adulta y la terrible realidad de su país. Para alguien de su edad, convivir con traiciones, visitas intrigantes, desapariciones anunciadas de vecinos y
juicios sumarísimos televisados es algo desconcertante. En casa, su padre, hombre de negocios y
opositor del régimen de Gaddafi, se ve acorralado por los agentes del
dictador. Por otra parte, su madre, doblemente atrapada en un matrimonio
que no eligió y en un mundo del que se abstrae gracias al alcohol, añora una vida libre. Sin darse
cuenta, tal vez llevado por la sinrazón que le rodea, los juegos de Solimán
alcanzarán un punto siniestro. Sin alcanzar a prever las consecuencias,
intervendrá terriblemente en los hechos que cambiarán el destino de su familia.
Me admira, de entrada, la sensibilidad y precisión con que
Hisham Matar narra en ésta, su primera novela. Resulta estimulante recorrer junto a su
protagonista los rincones de sus juegos, auténticos reinos particulares dentro de
la casa de sus padres, aparte de la calle donde él y sus vecinos construyen sus
fantasías. Por otra parte, disfruto con la complejidad de voces que en ciertos
pasajes puebla los discursos interiores del protagonista y la contradicción que
para él es desasosegante aunque no paradójica. Me ha gustado aprender sobre esos años
oscuros de la Libia más deplorable y sobre el funcionamiento de los mecanismos
del terror en un régimen monstruoso.
Esta historia arranca en un escenario soleado, mediterráneo, heredero en
ciertos sentidos de la colonia romana que fue buena parte del territorio libio.
Hallaremos en ella, sin embargo, un país herido por el terror y el fanatismo. Gaddafi y
sus militares han creado una red que controla cualquier conato de traición a su
‘revolución’, que plaga de espías todos los rincones, agazapados frente a
hogares, fábricas y universidades, a la escucha de cualquier voz temible.
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